Inteligencia Emocional para el Trabajo y la Educación.
Una
persona que carece de control sobre sus emociones negativas podrá ser víctima
de un arrebato emocional que le impida concentrarse, recordar, aprender y tomar
decisiones con claridad. De ahí la frase de cierto empresario de que el estrés estupidez
a la gente. El precio que puede llegar a pagar una empresa por la baja
inteligencia emocional de su personal es tan elevado, que fácilmente podría
llevarla a la quiebra. En el caso de la aeronáutica, se estima que el 80% de
los accidentes aéreos responde a errores del piloto. Como bien saben en los
programas de entrenamiento de pilotos, muchas catástrofes se pueden evitar si
se cuenta con una tripulación emocionalmente apta, que sepa comunicarse,
trabajar en equipo, colaborar y controlar sus arrebatos.
En
un entorno laboral de creciente profesionalización, en el que las personas son
muy buenas en labores específicas, pero ignoran el resto de tareas que
conforman la cadena de valor, la productividad depende cada vez más de la
adecuada coordinación de los esfuerzos individuales. Por esa razón, la
inteligencia emocional, que permite implementar buenas relaciones con las demás
personas, es un capital inestimable para el trabajador contemporáneo.

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